Día 30: El amor trae unidad
Algo asombroso de la Biblia es la manera en que está magníficamente unida, con temas coherentes a lo largo de 66 libros que comunican en armonía el plan redentor de Dios, de principio a fin. Aunque entre laza la revelación divina en un período de 1600 años con 40 autores distintos, cada uno con diferentes trasfondos y niveles de habilidad, Dios inspiró Su Palabra con una voz unida. Y hoy sigue hablando con poder a través de ella, con perfecta relevancia y sin salirse jamás del mensaje.
Unidad. Unión. Homogeneidad. Son los distintivos inquebrantables de nuestro Dios. Desde el principio de los tiempos, vemos Su unidad a través de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios el Padre estaba allí, creando los cielos y la Tierra. El Espíritu Santo también estaba, y <se movía sobre la superficie de las aguas> (Génesis 1:2). Y el Hijo, <el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza> (Hebreos 1:3), se une en la creación del mundo por la palabra. Los tres están siempre en perfecta unidad de visión y propósito.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen una unión impecable. Se sirve, se aman y se honran. Aunque son perfectos e inigualables, se gozan cuando uno recibe alabanza. Aunque son distintos, son uno, indivisible. Y como esta relación es tan especial, Él ha elegido dejarnos experimentar uno de sus aspectos en forma sumamente personal.
En realidad, este misterio es tan imperioso (y el amor entre los esposos está tan ligado y completo) que Dios diseñó la imagen del matrimonio para reflejar y explicar Su amor por la iglesia. La iglesia (la Esposa) se siente sumamente honrada cuando la ve <como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable> (Efesios 5:27 NVI).
Es lo hermoso de la unidad. Siempre fortalece las relaciones interpersonales y los hogares, mientras la división los destruye. ¿Qué sucedería si en tu matrimonio, esposo, si te dedicaras a amar, honrar y servir a tu esposa sobre todas las cosas? ¿Qué pasaría si decidieras que vale la pena cada sacrificio y expresión de amor que puedas hacer para conservar tu unidad con esta mujer? ¿Qué sucedería si manejaras con sabiduría cada conversación y malentendido, de manera de proteger la unidad entre ustedes?
¿Qué pasaría, esposa, si te propusieras como misión hacer todo lo posible para fomentar la unidad de corazón con tu esposo? ¿Qué sucedería si trataras cada amenaza a la unidad como veneno, como un cáncer, como un enemigo que el amor, la humildad y la abnegación tienen que eliminar? ¿En qué se transformaría tu matrimonio si nunca más estuvieras dispuesta a que se destruyera la santidad entre ustedes?
La unidad en el matrimonio requiere de un mismo parecer. Significa que la comunicación tiene que ser constante para disfrutar siempre de esa unión. Implica compartir pensamientos, valores, decisiones, planes y entrelazar sus vidas para mantener un solo corazón, decidir en forma unánime y hablar con una voz.
La unión de la Trinidad, desde antes del inicio de la historia y proyectándose hacia el futuro, es la evidencia del poder de la unidad. Es irrompible. No tiene fin. Es maravillosa. Y es la misma realidad espiritual que se disfraza cada día con la forma de tu hogar y tu dirección postal.
Por lo tanto, ama a esta persona que forma parte de tu cuerpo tanto como tú. Sirve a este individuo cuyas necesidades no pueden separarse de las tuyas. Hónralo porque cuando lo elevas al pedestal de tu amor, esto también te eleva como un reflejo más claro de Dios, todo al mismo tiempo.
El desafío de hoy: Observa una causa de división en tu matrimonio y considera el día de hoy como una nueva oportunidad para orar al respecto. Pídele al Señor que te revele cualquier actitud de tu corazón que amenace la unidad con tu cónyuge. Ora para que el Señor abra las líneas de comunicación para que puedan ponerse de acuerdo y permanecer en un mismo sentir. Y si corresponde, habla con franqueza sobre esta cuestión, buscando a Dios para hallar la unidad.
(extraído del libro Desafío del Amor, Kendrick)
