Día 37: El amor se pone de acuerdo en oración
Si alguien te dijera que al cambiar algo específico en tu matrimonio podrías garantizar casi con seguridad una mejora significativa en la vida con tu cónyuge, al menos querrías saber de qué se trata. Muchas parejas han descubierto que esta <única cosa> es la práctica diaria de orar juntos.
Para una persona que tiende a quitarle importancia a las cuestiones espirituales, esto parece bastante ridículo. Sin embargo, la unidad que crece entre un hombre y una mujer que oran juntos en forma regular crea una conexión intensa y poderosa. Puede hacer maravillas en todas las áreas de la relación.
La oración unida abre paso a la presencia de Dios en tu matrimonio en una forma especial, junto con el amor, el gozo y la paz que anhelas experimentar en tu hogar. Sucede cada vez que se toman de las manos para acercare al trono de la gracia.
Cuando se unieron como esposos, Dios les dio un regalo de bodas; un compañero de oración para toda la vida, alguien que puede ayudarlos a llevar su vida d oración al siguiente nivel. La oración debería transformarse en la primera respuesta y el reflejo automático cuando no saben qué más hacer.
Es difícil permanecer enojado con alguien por quien estás orando. Es complicado no retroceder cuando escuchas a tu cónyuge clamar a Dios humillado y rogarle misericordia en medio de la acalorada crisis entre ustedes. Con la unidad que trae Su presencia, la discordia se transforma en belleza.
Ponerse de acuerdo en oración, aun en medio del desacuerdo, vuelve a colocarnos a los dos en nuestro verdadero centro. Nos proporciona un área de consenso, cara a cara frente al Padre.
La iglesia (la cual, en las Escrituras, tiene una connotación matrimonial con Cristo) es un lugar donde, a veces, la discordia puede descarrilar a los cristianos de su misión, y perturbar el libre flujo de adoración y unidad. Cuando los líderes piadosos se dan cuenta de lo que sucede, suelen ponerles fin a las discusiones y llaman al pueblo de Dios a la oración.
Lo mismo sucede en nuestros hogares cuando dejamos que intervenga la oración, aun en los momentos culminantes del desacuerdo. La oración detiene la hemorragia; acalla las voces fuertes; detiene nuestro ardor doloroso, porque comprendemos en presencia de Quién estamos.
Sin embargo, la oración hace mucho más que detener peleas. Es un privilegio para disfrutarlo en forma constante, a diario. Cuando sabes que antes de irte a dormir te espera un tiempo de oración, cambia la manera en que pasas la velada.
Es cierto, comenzar un hábito como este puede parecer difícil e incómodo al principio. Pero cualquier cosa de esta envergadura te sorprenderá con los resultados a largo plazo, cuando intentes ponerla en práctica. Cuanto más practiques, más natural se volverá incorporar la oración al tiempo entre ustedes.
El desafío de hoy: Pregúntale a tu cónyuge si pueden comenzar a orar juntos. Decidan cuál es el mejor momento para hacerlo, ya sea por la mañana, a la hora de almorzar o antes de irse a dormir. Usen este tiempo para confiarle al Señor las inquietudes, los desacuerdos y las necesidades. No olviden darle gracias por su provisión y sus bendiciones. Aun si tu cónyuge se niega a hacerlo, decide pasar este momento diario en oración a solas.
(extraído del libro Desafío del Amor, Kendrick)
