Día 39: El amor perdura
El amor nunca deja de ser… (1 Corintios 13:8)
Cuando soplan tormentas y el clima empeora, el amor decide soportar, incluso en medio de los problemas más graves. Aun si lo amenazan, sigue adelante. Continúa avanzando. Rehúsa darse por vencido. El amor nunca deja de ser.
Muchas veces, cuando un matrimonio está en crisis, el cónyuge que intenta lograr que las cosas funcionen le dice al otro con toda claridad que, sin importar lo que haya sucedido en el pasado, está comprometido con su matrimonio. Puedes estar seguro de que su amor perdurará. Lo promete.
No obstante, como el otro cónyuge todavía no quiere escucharlo, mantiene su postura. Aun quiere separarse. No cree que este matrimonio dure mucho tiempo. Ya ni siquiera quiere que dure.
Sin embargo, si el amor es en verdad amor, no cambia de opinión cuando no lo reciben como quiere. Si al amor se le puede decir que deje de amar, en realidad no es amor. El amor que viene de Dios es interminable, imparable. Si el objeto de su afecto no quiere aceptarlo, no deja de dar.
El amor nunca deja de ser. Nunca.
Cuando hayas hecho todo lo posible para obedecer a Dios, tu cónyuge quizás te abandone y se vaya… Si tu matrimonio fracasa, si tu cónyuge se va, que no sea porque te diste por vencido o dejaste de amarlo. El amor nunca deja de ser.
Hace tan solo unos días, recibiste el desafío de edificar tu matrimonio sobre la Palabra de Dios; porque cuando todo lo demás fracasa, la verdad del Señor seguirá en pie. Como cada característica del amor que se esboza en este libro está basada en el amor de Dios, expresado en Su Palabra inmutable, entonces tu amor, como creyente, tiene las mismas características inalterables. El amor nunca deja de ser.
Cuando un matrimonio se derrumba, las parejas suelen atribuirle el fracaso de la relación a <diferencias irreconciliables>. Pero el amor genuino es experto en la reconciliación. Cuando toma el control, nos apremia a pedir perdón con humildad, a hacernos completamente responsables de nuestros errores y a perdonar de verdad cuando nuestro cónyuge nos falla. Una y otra vez.
Los matrimonios resistentes están cimentados en la sinceridad, el respeto, el compromiso, el perdón y la tolerancia. Y el amor siempre fomenta el crecimiento de estas cualidades en nosotros.
Aunque tú mismo no has sido para nada constante en tu manera de tratar a tu esposo o esposa y la relación, tus días de inconstancia en el amor han terminado. Acepta a esta persona como el regalo especial de Dios para ti y promete amarla hasta la muerte. Porque el amor nunca deja de ser.
El desafío de hoy: Pasa tiempo orando. Luego, escríbele una carta de compromiso y decisión a tu cónyuge. Incluye la razón por la cual te comprometes con este matrimonio hasta la muerte, y exprésale que te has propuesto amarlo en un lugar donde tu cónyuge pueda encontrarla.
(extraído del libro Desafío del Amor, Kendrick)
