Día 10: El amor es incondicional
Si alguien te preguntara: ¿Por qué amas a tu esposa? o ¿Por qué amas a tu esposo?, ¿qué dirías?
La mayoría de los hombres mencionaría la belleza de su esposa, su sentido del humor, su bondad o su fortaleza interior. Quizás hablaría de su capacidad para cocinar, su habilidad para cocinar o de lo buena madre que es. Probablemente, las mujeres dirían algo sobre lo atractivo que es su esposo o sobre su personalidad. Lo elogiarían por su firmeza y su carácter sólido. Dirían que lo aman porque siempre está allí cuando lo necesitan. Es generoso. Es servicial.
Pero ¿qué sucedería si con el correr de los años, tu cónyuge perdiera estas cualidades? ¿Seguirías amándolo? En función de lo que contestaste antes, la respuesta lógica sería “no”. Si todas las razones por las cuales amas a tu cónyuge tienen que ver con sus cualidades (y luego estas desaparecen de repente o con el tiempo), el fundamento de tu amor se esfuma. El amor solo puede durar toda la vida si es incondicional.
La Biblia se refiere a esta clase de amor con la palabra griega ágape. Difiere de las otras clases de amor: fileos (la amistad) y eros (el amor sexual). Ambos ocupan un lugar importante en el matrimonio y forman una parte esencial del hogar que construyen juntos como esposos. No obstante, si tu matrimonio depende por completo de tener intereses en común o de disfrutar de una vida sexual saludable, los cimientos de tu relación son inestables.
El fileos y eros son más sensibles por naturaleza, y pueden fluctuar según los cimientos. Cuando alguien declara “Me enamoré de ti”, expresa el amor fileos o eros. Estos son inconstantes y dependen de las circunstancias. Es importante reconocer que uno puede permitirse “enamorarse y desenamorarse” de muchas personas a lo largo de su vida. Por eso, es necesario proteger nuestro corazón de los demás y guardarlo sólo para nuestro cónyuge.
Por otro lado, el amor ágape es abnegado, incondicional e imparable. Se apoya en la decisión y el compromiso, no en sentimientos. Se manifiesta “en salud y enfermedad”, “en prosperidad y adversidad”, en buenos y malos momentos. Es la única clase de amor duradero, inmutable y verdadero.
Si un hombre le dice a su esposa “Ya no te amo”, lo que en realidad está diciendo es: “Para empezar, nunca te amé en forma incondicional”. Su amor se apoyaba en sentimientos o circunstancias en lugar de un compromiso. Es el resultado de edificar un matrimonio sobre el amor fileos o eros. El amor incondicional, el amor ágape, no variará con el tiempo ni las circunstancias.
No obstante, si no permites que Dios comience a cultivar este tipo de amor dentro de ti, lucharás y no lograrás alcanzar esta clase de matrimonio. El amor que “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:7) no surge en nuestro interior. Sólo puede venir de Dios (1 Juan 4:7-16).
Luego, sin importar cuáles sean tus circunstancias y tus sentimientos, tú y tu cónyuge pueden comenzar a vivir con confianza y seguridad bajo su sombra. Ya no dirás “Te amo porque…”. Ahora afirmarás “Te amo y punto”.
El desafío de hoy: Haz algo fuera de lo común por tu cónyuge; algo que pruebe (a los dos) que tu amor se fundamenta en tu decisión y en nada más. Lava su automóvil. Limpia la cocina. Compra su postre favorito. Dobla la ropa lavada. Demuéstrale amor por la pura satisfacción de ser su compañer@ en el matrimonio.
(extraído del libro Desafío del Amor, Kendrick)