Día 32: El amor satisface las necesidades sexuales
En el matrimonio, el romance tiene que florecer y prosperar con vigor. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento elogian la belleza del amor sexual dentro del contexto del matrimonio.
Por ejemplo, el Cantar de los Cantares, aunque a veces se malinterpreta como nada más que una alegoría sobre la pasión de Dios por Su pueblo, es también una hermosa historia de amor. Describe los actos sexuales entre un esposo y una esposa con bella poesía, mostrando cómo cada cónyuge ama con pasión y valora al otro en su relación romántica. La intimidad sexual es uno de los regalos de bodas más increíbles de Dios, para disfrutar en forma plena y habitual como esposos.
Todo es parte de celebrar lo que Dios nos ha dado con tanta bondad en la pareja: la pureza de estar desnudos, pero sin vergüenza (Génesis 2:25), dentro del pacto de un compromiso de por vida. A través del placer de la intimidad física, también se fortalece la intimidad relacional, emocional y espiritual. Como parte de nuestra unión matrimonial, el sexo no tiene costo, culpa ni reproches.
Por eso, Dios solo aprueba una relación sexual: un hombre y una mujer que se han casado; y por eso, ha colocado límites de protección con tanto amor. Su intención no es limitar nuestro disfrute, sino protegerlo… y protegernos.
Sin embargo, somos débiles. Nos afecta el pasado. Nos engaña la cultura. Nos tientan nuestros deseos impuros. En secreto, algunos cristianos ven el sexo en el matrimonio como algo sucio o vergonzoso. A otros, los asedian recuerdos de inmoralidad y adulterio del pasado. Como resultado, muchos esposos y esposas se han alejado emocionalmente y han permitido que la relación se vuelva rancia.
Dios estableció el matrimonio con una mentalidad de <una sola carne>. Son <uno> y se pertenecen el uno al otro. Eres la única persona en la Tierra llamada y designada por Dios para satisfacer las necesidades sexuales de tu cónyuge.
El sexo (o su interrupción) no debe usarse como un arma ni un elemento de negociación. La esencia del matrimonio es entregarnos el uno al otro para satisfacer necesidades mutuas. La relación sexual es la oportunidad que el Señor proporciona para practicar lo que implica El desafío del amor.
Así que, cada vez que consumes la relación matrimonial sagrada, recuerda que la unión con tu cónyuge es una celebración de la intimidad matrimonial, el gran final del amor entre ambos.
El desafío de hoy: Si es posible, intenta hoy iniciar la relación sexual con tu cónyuge. Hazlo d una manera que honre lo que te haya dicho (o te haya dado a entender) sobre lo que necesita de ti en el área sexual. Pídele a Dios que los dos puedan disfrutarlo y que se transforme en un camino hacia una mayor intimidad.
(extraído del libro Desafío del Amor, Kendrick)
